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RABANAL: LA AGRICULTURA TRADICIONAL Y LA AGRICULTURA SOSTENIBLE

El páramo de Rabanal se ubica hacia el norte de la zona centro de Colombia, específicamente en la cordillera oriental, en las zonas circundantes del altiplano cundiboyacense, entre los departamentos de Boyacá y Cundinamarca, jurisdicción de los municipios de Lenguazaque, Guachetá, Villapinzón, Samacá, Ráquira y Ventaquemada. Cubre 17.800 hectáreas y presenta una altura mínima de 2.690 m y una máxima de 3.500 m. Su clima permite los cultivos de clima frío, con una producción de tipo extensivo, con baja tecnificación y últimamente con la introducción de sistemas mecanizados se han acelerado los procesos de erosión. Se encuentra tan degradado que es considerado uno de los suelos más destruidos de Colombia.

Un poco sobre el Paramo de Rabanal

TIP + INFORMACIÓN

RABANAL

 

En la zona, la actividad agrícola se caracteriza por el desarrollo de cultivos transitorios como son la  papa, arveja, trigo, maíz, fríjol y zanahoria, de los cuales el predominante es el de la papa, mientras que los demás productos se desarrollan principalmente para el autoconsumo.

 

Durante la última década, el cultivo de la papa se constituyó como una de las actividades más relevantes de la agricultura de la zona de clima frío, por su importancia adquirida en lo social, en lo económico y en lo político, por lo tanto es el producto de mayor cultivo en la zona, con un área aproximada de 9.027 Ha sembradas.

Las condiciones de los suelos encontrados en el Páramo de Rabanal están determinadas por una alta susceptibilidad al deterioro, bajos niveles de fertilidad, fuerte acidez, temperatura edafica baja, pedregosidad, muy alta retención de humedad, escaso desarrollo genético, evolución lenta, así como las limitantes que establece el ambiente exterior. Todos estos factores indican que gran parte de la tierra del Páramo de Rabanal no es apta para el desarrollo de actividades agropecuarias (Instituto de investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, 2008). A pesar de esto, se ha explotado ampliamente y se ha llegado a la utilización de insumos que potencian los impactos generados. Entre los diferentes requerimientos de insumos de producción este cultivo se caracteriza por utilizar gran cantidad tanto de fertilizantes como pesticidas y fungicidas.

 

Para garantizar las características del producto y así cumplir con la demanda, se incurre en el uso de los fertilizantes. El cultivo de papa requiere una fertilización balanceada y adecuada porque la alta producción por unidad superficial que implica igualmente grandes extracciones de los diferentes nutrimentos; estas cantidades dependen de varios factores tales como riqueza natural del suelo, variedad sembrada, humedad, temperatura, rendimiento e incluso manejo dado al cultivo. En dicha zona se fertiliza casi exclusivamente con abonos compuestos NPK, siendo durante la siembra aplicados distintos compuestos químicos (Instituto de investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, 2008.

 

De igual manera, existan o no ataques muchos agricultores aplican al cultivo insecticidas cada 15 – 30 días para controlar gusanos, polillas, entre otros insectos considerados plagas. Normalmente aquí son usados como químicos venenosos Lorsban, Furadan y Decis. Así mismo para el control de enfermedades se hace uso de químicos. Dichos tóxicos de manejo agrícola son aspersados por norma general sin tenerse en cuenta las dosis técnicas establecidas, épocas oportunas ni lugares recomendados sobre cada planta enferma así como sitio del cultivo afectado; además, cuando lo aplican los campesinos nunca protegen su cuerpo con algún implemento seguro (peto, overol, mascarilla, guantes), situación que les ocasiona permanentes trastornos no solo cutáneos sino también respiratorios (Instituto de investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, 2008).

 

Tomando como base el anterior contexto, es posible establecer que la agricultura predominante en Rabanal desarrolla diferentes prácticas convencionales, las cuales muestran algunas particularidades cuyas descripciones se pueden sintetizar según estudios previamente realizados en la zona por la CAR y el Instituto de investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt y es de la siguiente manera: La adecuación habitual del suelo, se realiza ejecutando varios pases (recorridos) con diferentes implementos mecánicos (Ej.: rotovator, rastrilladora, arado, surcadora), movidos mediante tracción animal o motorizada, que dejan como resultado final una zona cultivable donde el horizonte orgánico superficial queda casi pulverizado, y además, expuesto ante los diferentes elementos climatológicos reinantes. La sobre – preparación en gran parte viene fortaleciendo diferentes procesos de erosión ocasionados tanto por acción eólica como hídrica, siendo este último mecanismo señalado como la causa que más contribuye con la mencionada degradación edáfica porque la precipitación siempre impacta directamente sobre esos suelos sin cobertura vegetal protectora, y después, arrastra importantes volúmenes de partículas pendiente a bajo mediante ese fenómeno hidrológico denominado como escorrentía.

AGRICULTURA TRADICIONAL

 

La agricultura convencional se desarrolla explotando usualmente pequeños y medianos predios mediante diferentes acuerdos productivos como lo son trabajo familiar, compañía o arriendo, siendo esta última opción señalada una alternativa que viene ganando popularidad entre los propietarios y agricultores de la zona con baja capacidad financiera, porque da la oportunidad de  obtener un ingreso monetario seguro sin afrontar las consecuencias y manejos que requieren los mercados relacionados. En Rabanal, los acuerdos productivos para explotar la tierra tienen en común no solo las prácticas productivas manejadas sino también el escaso cuidado dado a los recursos naturales como lo son el suelo, agua, flora y la fauna, esto porque sus correspondientes objetivos siempre están dirigidos hacia un mismo fin sin una lógica que vincule o contemple la producción y la conservación.

 

El cuidado y la información para un mejor rendimiento de los cultivos y una mejor conservación del suelo se ven afectada en la medida en que en la zona los trabajos orientados a preparar suelos están directamente asociados con el cultivo anterior. Esta actividad preparatoria utiliza, considerando sistemas tradicionales como son arado rotatorio o rotovator siendo manejadas algunas veces discos que voltean las capas superiores, especialmente el horizonte A donde se encuentra la materia orgánica , así mismo, trabajan bueyes empleando aquel sistema denominado chuzo cuando ese cultivo transitorio quiere establecerse sobre terrenos caracterizados porque tienen difícil acceso por presentar pendientes de laderas, afectando de igual manera el suelo al generar compactación del mismo, disminuyendo la productividad.


De esta manera, el modelo agrícola que tiene mayor aceptación dentro del páramo responde a ese concepto agro – tecnológico vinculado a la revolución verde porque los agricultores sin importar cuál sea su tamaño, durante cada periodo productivo mecanizan con intensidad algunas prácticas culturales, cultivan una sola variedad vegetal, emplean diferentes sustancias químicas para realizar control fitosanitario, instalan riego cuando hay oferta hídrica o capacidad financiera, y además, agregan muy poco valor al producto final cuando se cosecha (casi un 71% de aquellos productores desarrollan todas estas labores mencionadas mientras trabajan sus monocultivos).

Sin embargo, es importante señalar que otros métodos diseñados para cultivar evitando daños también son trabajados a menor escala sobre este espacio geográfico, siendo más precisos, la agricultura sostenible constituye aquel manejo alternativo cuyos principios técnicos como abonos verdes y labranza mínima se conocen e implementan en Rabanal desde hace algunos años, pero dicho sistema de producción agraria está muy poco popularizado entre los campesinos del lugar por demandar su adopción importantes cambios económico y culturales como son: internalizar nuevos costos directos, conservar recursos naturales, e incluso desarraigar costumbres.

 

AGRICULTURA SOSTENIBLE

 

Esta se define según Miguel Altieri (2000) como aquel enfoque de la agricultura que intenta proporcionar un medio ambiente balanceado, rendimiento y fertilidad del suelo sostenidos y control natural de plagas, mediante el diseño de agroecosistemas diversificados y el empleo de tecnologías auto-sostenidas. Las estrategias se apoyan en conceptos ecológicos, de tal manera que el manejo da como resultado un óptimo ciclaje de nutrientes y materia orgánica, flujos cerrados de energía, poblaciones balanceadas de plagas y un uso múltiple del suelo y del paisaje. La idea es explotar las complementariedades y sinergias que surgen al combinar cultivos, árboles y animales en diferentes arreglos espaciales y temporales.

 

Según la FAO, producción agrícola es insostenible, debido a sus impactos negativos sobre los recursos naturales y el medio ambiente. Los desafíos globales a los que se enfrenta el mundo actualmente son la creciente escasez y la degradación rápida de los recursos naturales, en un momento en que la demanda de alimentos, piensos, fibra y los bienes y servicios procedentes de la agricultura (incluyendo los cultivos, la ganadería, la silvicultura, la pesca y la acuicultura) está aumentando rápidamente.  Los desafíos mencionados dan lugar a cinco principios clave para guiar el desarrollo estratégico de nuevos enfoques y la transición hacia la sostenibilidad:

 

  • Principio 1: Mejorar la eficiencia en el uso de los recursos es fundamental para la agricultura sostenible.

  • Principio 2: La sostenibilidad requiere acciones directas para conservar, proteger y mejorar los recursos naturales.

  • Principio 3: La agricultura que no logra proteger y mejorar los medios de vida rurales y el bienestar social es insostenible.

  • Principio 4: La agricultura sostenible debe aumentar la resiliencia de las personas, de las comunidades y de los ecosistemas, sobre todo al cambio climático y a la volatilidad del mercado.

  • Principio 5: La buena gobernanza es esencial para la sostenibilidad tanto de los sistemas naturales como de los sistemas humanos.

 

Para hacer frente al gran ritmo de cambio y a la creciente incertidumbre, hay que concebir a la sostenibilidad como un proceso, y no como un punto final determinado que hay que alcanzar.

 

En particular: Se necesitan políticas e instituciones que ofrezcan incentivos para la adopción de prácticas sostenibles, para imponer regulaciones y costes para aquellas acciones que agoten o degraden los recursos naturales, y para facilitar el acceso a los conocimientos y recursos necesarios.

 

Las prácticas agrícolas sostenibles deben utilizar al máximo la tecnología, la investigación y el desarrollo, aunque con mucha mayor integración de los conocimientos locales que en el pasado. Esto exigirá nuevas y más sólidas alianzas entre las organizaciones técnicas y aquellas orientadas hacia la inversión.

© 2015 por Lina Marcela Acevedo. Publicación con fines educativos. Pontificia Universidad Javeriana, Colombia. Proudly created with Wix.com

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